Por David Somoza Mosquera
Las crisis y dificultades siempre están presentes en el mundo de los negocios y a no pocas empresas les ha tocado enfrentar situaciones difíciles, por no decir todas. En esos casos es cuando el desafío se vuelve mayor.
Desde hace un par de décadas, los expertos en el área corporativa vienen recomendando a las compañías que se revisen constantemente y se reinventen para salir con éxito de los numerosos, complejos y sucesivos cambios que se dan en la economía, los mercados, los clientes y la sociedad.
En efecto, queramos o no, los imprevistos ocurren. Lo importante es saber sortearlos, superarlos y aprender de ellos. En el contexto de la cuarentena y la era post COVID-19, la cual no se vislumbra cercana en el tiempo, las compañías, junto con su personal, han tenido que tomar previsiones sobre la marcha en lo relativo a los inventarios, negocios y la instrumentación de estrategias empresariales que respondan de manera oportuna al estancamiento ocasionado por la emergencia sanitaria.
La prueba de fuego para las empresas y sus gerentes durante el confinamiento ha sido y es tomar las decisiones correctas para colocar sus productos con la calidad exigida, de forma oportuna y rápida. Para ello, han tenido, aunque suene trillado, que reinventarse.
Esto implica realizar ajustes pertinentes en la estructura de los equipos comerciales, obtener muy rápidamente el mayor conocimiento del mercado, detectar las nuevas necesidades y adaptarse al cambio.
Las compañías también deben distinguir y diferenciar lo coyuntural y lo estructural, lo urgente y lo importante, y en función de ello establecer un plan que aborde, en primera instancia, las prioridades. En este contexto, se deben atender aspectos como identificar los nuevos segmentos y desarrollar capacidades adaptativas y dinámicas para mantener y atraer nuevos negocios.
Algunas empresas que han pasado por varias crisis, además del coronavirus, han asegurado que actitudes como perderle el miedo o la vergüenza al cliente, hablándole con sinceridad y siendo propositivo, les permitió seguir adelante.
Otras cartas que han usado son ir más despacio pero seguro, tener un Plan B -que obviamente nunca está demás-, tener siempre presente que la reputación de la empresa debe estar por delante y estar preparados para el peor escenario.
Sin embargo, la estrategia que se aplique dependerá de cada compañía. De cómo considere debe enfrentar esas situaciones difíciles. Como dije entes, los imprevistos siempre ocurrirán. Por eso hay que estar un paso adelante.