Por David Somoza
Las empresas están cambiando y, en gran medida, esto se debe a las nuevas directrices de seguridad sanitaria que deben implementar en los lugares de trabajo para garantizar la protección de los empleados frente al COVID-19.
Algunas ya tienen un camino andado. Las de bienes esenciales, como agroindustrias y farmacéuticas, que han estado operativas durante toda la pandemia, están claras en las medidas a tomar: han adecuado sus espacios físicos y dotado a sus trabajadores de insumos de bioseguridad.
Aquellas que recién están abriendo, específicamente en países donde se ha flexibilizado el confinamiento, han tenido que implementar acciones de manera más acelerada para poder cumplir con las normas de prevención contra el coronavirus.
Sin embargo, las empresas deben estar muy atentas, pues en naciones donde se creía superada la enfermedad se están produciendo nuevos brotes de COVID-19. En estos casos es importante que las medidas de la emergencia sanitaria se sigan manteniendo en la población.
Por ello, las compañías deberán continuar implementando las normas básicas de protección contra el virus a nivel individual y grupal. En este contexto, prevalecen las indicaciones de lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón o en su defecto utilizar gel o alcohol, además del uso de la mascarilla y guantes.
Asimismo, se mantiene el distanciamiento social de dos metros entre las personas, saludar sin darse la mano, evitar los abrazos y besos y llevarse las manos a la cara luego de toser, estornudar o tocar una superficie.
La desinfección y limpieza frecuente de las áreas, inmuebles, equipos y maquinarias es otra regla a seguir y de forma estricta en las empresas. De esta manera, también se evitará la propagación del virus entre los empleados en el sitio de trabajo.
Igualmente, se debe limitar la práctica de encuentros y reuniones de personas en los pasillos, comedores, cafetería y, especialmente, en los tiempos de descanso. Esto último es sumamente difícil y delicado de llevar a cabo, pues involucra a seres humanos y su necesidad ancestral de socializar. Sin embargo, es necesario que se cumpla.
En este sentido, las compañías deben concientizar y convencer -por ejemplo, a través de carteles y campañas didácticas internas- a los empleados sobre el riesgo que representa el coronavirus para la salud individual, la de su familia y sus compañeros de labor.