Por David Somoza Mosquera
Así como sucede con las personas, el crecimiento interno es el principal motor de cualquier empresa, el cual se puede alimentar por dos vías. Una de ellas es la conocida como “estrategia de especialización”. En esta opción, la compañía no cambia su actividad, es decir, se mantiene en sus labores tradicionales, en lo que respecta a los procesos de producción de bienes y servicios, pero busca que la demanda por ellos aumente.
Para eso es indispensable un estudio del mercado, tanto del que la empresa tiene como nicho, así como el de la competencia. Sobre todo, si lo que se ofrece son productos de consumo masivo y del cual el público podrá obtener por varias vías. La marca de la empresa, tanto en denominación como en lo que pudiera definirse como sello personal, será lo que marcará la diferencia y contribuirá a que esa demanda se incremente.
Ofrecer un plus de la mercancía que se produce es la clave para lograr el éxito en el incremento de la demanda. Uno de ellos puede ser, por ejemplo, llevar el producto a zonas donde aún no lo conocen. Hacer presentaciones llamativas puede contribuir a que el éxito de esa iniciativa sea, efectivamente, real. Incluso, puede analizarse la posibilidad de crear nuevos productos a partir de esa idea original; bien que sean para complementarla o para mejorarla.
Si se opta por eso, entonces la diversificación también debe ser considerada como la segunda opción de crecimiento interno. Sin separarse del negocio, pueden ofrecerse nuevas presentaciones de los productos, agregarle elementos que ayuden a diferenciarlos tanto de la competencia, como de los originales o, sencillamente, complementarlos.
Relacionar al consumidor con los bienes y servicios que se producen es una buena estrategia para que esa inversión, la cual busca un mejor resultado para la compañía, tenga resultado. La transparencia en la comunicación con quienes son los compradores finales de lo que se hace debe cuidarse y optimizarse al máximo; sobre todo cuando la diversificación es la opción que se toma para ayudar al crecimiento interno.
Si se ofrece algo al remozar un producto, o a la hora de lanzar uno nuevo, debe honrarse. Quien compra ese bien o servicio no debe sentirse engañado, sino todo lo contario, debe replicar su buena experiencia entre sus allegados. Esto asegurará el éxito de la nueva aventura empresarial.