Por David Somoza Mosquera
Más de 80% de los líderes empresariales consideran que la ejecución de las estrategias es tan importante como la planificación de las compañías de acuerdo con varios estudios. Y tal es la relevancia que para el abordaje de ambos aspectos existen varias metodologías. Una de ellas -y es a que nos referiremos en este artículo- es el Cuadro de Mando Integral o CMI, cuya utilización en las empresas está bastante extendida.
El método CMI o Balanced Score Card, como se le identifica en inglés, fue creado en 1992 por los economistas Robert Kaplan y David Norton. Esta herramienta permite enlazar estrategias y objetivos con el desempeño y resultados a través de las cuatro áreas críticas de cualquier compañía, las cuales son: el plano financiero, el conocimiento del cliente, los procesos internos de negocio y el aprendizaje y crecimiento.
Kaplan y Norton han explicado que el CMI es una estructura creada para integrar indicadores derivados de la estrategia. En este sentido, la metodología equilibra y alinea los objetivos para ponerlos a prueba según una serie de indicadores que evalúan el desempeño de todas las iniciativas y proyectos.
El CMI pone en sintonía los elementos de la estrategia global (la misión, la visión, los valores centrales, las perspectivas y los objetivos de la empresa) con los elementos operativos y las iniciativas estratégicas o proyectos que ayudan a alcanzar los objetivos.
Entre los propósitos del CMI están describir y comunicar la estrategia, a la vez de medirla y hacer un seguimiento de las acciones en desarrollo para mejorar los resultados. Esto ayuda también a las empresas a tener sus propias estadísticas internas.
Este método beneficia a las compañías, ya que estimula la transformación organizacional a partir de la estrategia. También produce mejoras en los procesos de gestión de la información, optimiza la comunicación interna de las empresas, pues todos sus miembros tienen conocimiento de su función con miras al cumplimiento de las metas.
En resumen, el CMI contribuye en dar una estructura lógica a la estrategia, la cual esta visible y es foco de generación de estadísticas. Todo ello, por su puesto, en beneficio del negocio.